Tras la Revolución y nuestro ascenso al trono las cosas en México mejoraron mucho, y es que la presencia de los oligarcas y la burocracia excesiva entorpecía enormemente las labores del Estado. La economía se potenció notablemente y la seguridad aumentó de forma considerable, rompimos tratos que nos obligaban a mostrar humanidad para con los crueles asesinos de inocentes y agilizamos dichos procesos legales, haciéndolos incluso más fehacientes y eficaces que los de antaño, todas esas cosas se podían leer en los diarios y revistas de la República. ... ¿Pero qué hay de la vida matrimonial?

La vida ha sido dura para el Emperador tras perder a una de las mujeres que más amaba en su vida, y aunque el dolor lo aquejó, logró salir adelante y sacar a flote al Imperio, logrando la unificación de Latinoamérica. Y todo esto cargando con la formación y crianza de su pequeña, sin contar con una figura materna. Pero la gran pregunta es, ¿qué hace el padre soltero de una princesa cuando le toca enfrentarse al monstruo de la adolescencia? ¿Podrá el tenaz Víctor Hernández sobrellevar la vida y formación de la futura Emperatriz de México? ¿La vida le tiene algo deparado a Victoria? ¿Es realmente feliz con el destino que querían sus padres para ella?

Juntos nos alzamos en medio de la anarquía de una sociedad harta de abusos y corrupción. Caminamos de la mano hasta la cúspide y, con firmeza, nos aferramos al poder. ¿Qué se necesita para que una pareja de mentes brillantes se distinga entre muchas otras? ¿Fue cuestión de suerte acaso? Esto trata de romance y poder, de Víctor y yo. Estas son mis memorias.