SEMPITERNO
Corría y corría, la refrescante brisa deshacia el nudo que tenía en la garganta. Su pelo brillaba bajo el sol del amanecer y flotaba detrás de ella como largas y finas ondas azabaches, uno más oscuro que la noche. De sus ojos salían pequeñas y saladas lágrimas que iban mezclando con su pálida piel. Tropezó, pero en me...