TaeHyung no creía en el destino, mucho menos en las almas gemelas, pero cuando recibió aquella extraña llamada para una entrevista, unas cajas de fotos en su puerta y sintió un tirón en su pecho tan extraño, entendió que quizá, ese chico lindo de sonrisa adorable que estaba en la foto con su abuelo era aquel que estaba necesitando y había estado extrañando sin saberlo. Y, JungKook, cuando vio ese pelo rizado, esa sonrisa cuadrada y esos lunares tan raramente familiares, entendió que ese chico estaba sintiendo lo mismo que él en ese momento. El sentimiento de un alma gemela llamando, desesperadamente a la otra.

No sabía cuántas horas tenía llorando entre las sábanas. El solo resplandor de la poca luz de luna iluminaba la gran habitación, en la que traspasaba en la ventana, que para su gusto lo veía grande y espacioso. El sabía que no era la vida que quería. No era la vida para el.