Para Sakata Gintoki el dinero, las mujeres y los postres lo eran todo en su vida. No había necesidad de agregar o quitar algo más para sentirse pleno y feliz. O al menos eso era lo que él creía hasta que los caprichosos deseos del destino le devolvieron aquel viejo fantasma de su pasado que creía haber olvidado ya.

¿Qué es lo peor que podría pasarle a Kamui en aquella salida familiar? Fácil, que su hija huya y termine trabajando en un lugar de dudosa moralidad, donde hasta lo más improbable pueda convertirse en realidad.

La vida no siempre está dispuesta a darte una segunda oportunidad; y eso era algo que él conocía muy bien. Sin embargo, ¿estaba bien que hallara ese nuevo comienzo al lado de alguien a quien ni siquiera debería de contemplar como mujer? ¿Destrozaría los prejuicios para ser feliz o dejaría que su cobardía lo dominara otra vez?

Ella lo amaba, tal vez más de lo que debería, tal vez más de lo que la cordura podría permitirle. Y por eso, ella aguardaba su regreso, ansiando que sus miradas volvieran a encontrarse. Pero, ¿qué es lo que hallaría reflejado en esas celestes pupilas cuando el destino decidiera ponerlos en el mismo camino una vez más?

Para Kamui, cualquier misión por difícil que pareciera, terminaba convirtiéndose en pan comido gracias a su fuerza y habilidades. ¿Pero sucedería lo mismo si se trataba de hallar un regalo entre un mundo entero de opciones? ¿Es que podría lidiar con algo tan cotidiano?

Los días libres no tendrían por qué ser sinónimo de algo desagradable. Sin embargo, para Abuto, esas dos palabras poseían una connotación completamente diferente. ¿Y es que, qué podría ser peor que enfrentarse a los adversarios más peligrosos en horas no laborables sin recibir paga alguna? Tal vez hacerse cargo de los hijos de su estúpido almirante sin no morir en el intento.

Celebrar su cumpleaños no tenía demasiado sentido para él. Le resultaba aburrido y en cierta manera, incensario. Lo único bueno de todo ello era la cantidad casi infinita de comida que tenía a su disposición. Así fue hasta que llegó la hora de partir el pastel.