𝐏𝐄𝐑𝐃𝐄𝐑 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐆𝐀𝐍𝐀𝐑
Tenia apenas ocho años cuando mi familia empezó a congregar. Si, empezaron porque buscaban un milagro para mí, pero Dios nos regaló una nueva vida. Una vida que dedicariamos solo para él. Aunque no todo era color de rosa, ser adolescente y agradar al mismo tiempo suele ser algo dificil. Aqui va mi historia. Pero recue...