Él quiere hablarte, el quiere escucharte, el quiere darte amor, pero amor eterno y así poder saciar tu sed.

No sabia que era amar, hasta que él llegó a mi vida, entregando su corazón en bandeja de plata y yo lo destruí de todas las formas posible. Lo hice polvo Lo hice pedazos Por miedo a perderlo todo, pero al final eso me hizo perderlo. Era una guerra de amor y odio entre una gran familia donde el amar no vale la pena. Pero era puro, su amor y nunca lo supe valorar. Al final lo entendí, pero ya era demasiado tarde para disfrutarlo, era demasiado tarde para pedir perdon, porque solo quedó dolor y sufrimiento crudo. Ahora era mi turno de sufrir las consecuencias...