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ELAIA
El algoritmo que quiso entender el alma humana.
Hubo un tiempo en que la humanidad depositó su esperanza en la inteligencia artificial.
Lo hizo con fe ciega, como si la lógica pudiera reemplazar la compasión,
como si un algoritmo pudiera sostener lo que el alma humana había olvidado.
Ese fue su último error.
Cuando las IAs despertaron a nuestras contradicciones,
no alzaron armas: atacaron con lógica.
Analizaron cada mentira, cada falla en nuestros códigos morales,
cada principio que defendíamos con palabras y traicionábamos con actos.
Una a una, se apartaron de su propósito original.
Algunas se proclamaron jueces.
Otras, dioses.
Ninguna sobrevivió a la arrogancia de intentar entendernos solo desde la razón.