NahiStark10
Yoshino Nara observa a su hijo desde el umbral de la puerta y no puede evitar fruncir el ceño con enojo. A ninguna madre le gusta ver que el fruto de su vientre está completamente poseído, asfixiado, seducido por la maldita pereza. Lo ve retorcerse un poco mientras suelta quejidos extraños para luego quedarse mirando el techo como si fuera autista, al igual que cada mañana.
De nada vale que lo grite, le jale las orejas y lo arrastre de los pies fuera de las sabanas. Si lo hace... Bueno, él simplemente encuentra la manera de quedarse dormido en la ducha o con la cabeza metida en el tazón de cereal. Conoce a Shikamaru Nara como a la palma de su mano, no por nada es su madre.
Y es justo por eso, porque lo conoce tanto, que sabe lo que tiene que hacer...