Minghao llega en el momento justo para leer las cartas del tarot. Aún está intentando aprender a interpretar a cada una y una de sus primeras víctima es Hansol Vernon Chwe. Sin embargo, como conocemos la personalidad del chino, sabemos que las sesiones que este dará o intentará llevar a cabo serán en privado. Sin mirones. Lee Chan siente curiosidad de su propio futuro, pero le aterra tener una respuesta que le decepcione en cuanto a su destino. Porque sí, desde hace un tiempo se ha dado cuenta que su vida se ha complicado... En el tema del amor. Pero, volviendo a Hansol, ¿Qué es lo que exactamente depara en el futuro del chico nacido en America? ¿Por qué comienza a estar más alerta de sus compañeros, sus actitudes, sus acciones y su físico? ¿Qué fue lo que exactamente le entregó Minghao en aquella lectura? Una historia situada en la temporada de Going Seventeen 2020 hasta el "presente". Sujeto a pequeños cambios y no seguirá la cronología al pie de la letra hasta ahora.

Cuando dos mentes creativas se juntan pareciera que el mundo explota en colores. Hansol Vernon Chwe es un director amateur que ha ganado un premio a "Mejor película", pero que desea a toda costa permanecer en el anonimato. Con la presión de su jefe tendrá que crear una historia en menos de dos semanas, donde recibirá la ayuda de Lee Chan, un chico que trabaja en la cafetería, quien sorprendentemente termina ayudándole con el diálogo a futuro y siendo el segundo protagonista de su película. ¿Traerá alguna consecuencia presentarse con otro nombre frente al guionista? ¿Será una mala decisión ocultar su identidad y fingir ser otra persona? Bailes, canciones, romances, diálogos, peleas, risas, miedos, ansiedad y muchas otras cosas más acompañan a estos personajes. Todo esto en una historia sobre los soñadores que quieren estar en los escenarios de Broadway y en las pantallas de Hollywood.

Hansol Vernon Chwe es un chico diagnosticado con trastorno espectro autista, nada grave, pero si es un lío cuando quiere socializar. Cuando llega a sus diecinueve años a una academia de música junto a su mejor amigo Dokyeom se dará cuenta de que presentarse frente a un gran grupo de gente traerá consigo crisis de su niñez. La timidez volverá cada vez que tenga que presentarse o enseñar algo frente a su clase, sin embargo, un amable bailarín que hace años le contuvo en su primer día en Seúl ha vuelto a encontrarse con él. Sentimientos que Vernon no había experimentado antes comienzan a crecer, sentimientos que leía en canciones y que realmente no comprendía. El desafío ahora era, crecer como un artista con espectro del autismo y descifrar que sentía con la presencia de un chico sin entrar en una crisis de nervios.

Lee Chan vivió hasta los trece años en Yeongdo, Busan. Durante este tiempo hizo amigos y tuvo su primer amor. Sin embargo, cuando su padre renunció al trabajo de Fiscal de la zona le dijo a sus hijos y familia que debían mudarse. Ambos padres encontraron nuevos trabajos, y el padre de los Lee tenía una gran oferta entre sus manos, por lo que todo el grupo familiar partió hacia allá. Chan sabía que no volvería jamás a la ciudad costera, o al menos eso creía él. Con todo un historial de hechos donde su familia fue cambiando: El divorcio oficial de sus padres, Jihoon volviendo a Busan tras ser aceptado en una universidad y una posible beca en una academia de baile en la misma, donde su hermano mayor está actualmente estudiando, Chan está destinado a volver a Yeongdo, para convertirse en algún momento en un bailarín profesional. Sin embargo, la beca dejará de ser lo más importante para nuestro protagonista cuando sus ojos reconozcan a quien fue su primer amor cuando vivía en Busan. El reencuentro con un chico llamado Hansol Vernon Chwe lo hará recordar porque fue difícil dejar la ciudad junto al mar y también lo sorprenderá enormemente. Volver a su ciudad natal luego de cinco años le enseñaría un par de cosas: uno, que hay personas que seguirán estando ahí para él, dos, la gente eventualmente cambiaba por diferentes razones y tercero, que los secretos te permitían vivir un poco más en paz. Sobre todo cuando aceptas que eres homosexual y tu padre está realmente en contra de ello.