"Jefe, quiero un hijo suyo" Sí, sé que no es lo mejor para decir cuando conoces a tu jefe por primera vez, pero ¿Qué culpa tengo yo de que él tenga unos genes tan buenos? Si él no fuese tan imponente, sexy y atractivo mi fiebre no me habría hecho actuar así, pero no, tiene que ser el hombre más impresionante que he visto en la vida. Y claro, va mi fiebre y se alía con mi libido gritándome a medio pulmón que me estoy haciendo vieja, que ahora que acabo de cortar con mi prometido, por haberme puesto los cuernos en mi propia cama, me llenaré de arrugas y viviré sola con 40 gatos y dos periquitos con complejo de Romeo y Julieta: Se muere uno, se mata el otro. Y eso no puede pasar. No, No. Me niego. Mi sueño siempre ha sido ser madre joven, mi primer hijo tiene que nacer antes de que yo cumpla 27, es decir, que tiene que ser fecundado en 3 meses. ¡Imposible! Me grita la Grecia inteligente. ¡Genes increíbles a estribor! Contesta la Grecia febril. Y decidme ¿Qué otra cosa podía hacer yo al ver esos genes hechos para mis hijos a menos de 3 metros? ¿No me odiarían mis hijos si no tienen consigo esos genes para ellos y se enteran de que fue por culpa mía, porque no me atreví a luchar por los genes que se merecían? ¿Qué pasa si mi hija tiene una nariz enorme o tiene facilidad para engordar al comer helado por mi culpa? No podía ser, asique cuando me habló y mi yo febril tomó el control, solo pude ser sincera. Jefe, quiero un hijo suyo. Vaya sorpresa me llevé cuando, en vez de mirarme por encima del hombro, ignorarme y congelarme con la su fría mirada como supuestamente el CEO "No estás a mi altura, así que ni te hablo, ni te miro" haría, aceptó. Aunque no me desmayé hasta que, sonriéndome de manera arrogante, dijo que una de las condiciones sería engendrar a nuestro hijo por el medio tradicional: Teniendo sexo. ¿Quien dijo que yo era gafe? El futuro lo dirá, nena

La pobre Elizabeth se sintió aturdida. Lo que Andrew le había pedido la noche anterior era, sin duda alguna, un completo y absurdo disparate. Y es que ¿cómo podría pedirle tal cosa? No era razonable. No era lógico. De todas las mujeres que existían, ¿por qué ella? Ella no era la chica más guapa. Definitivamente no podía aceptar. Claro, no podía negar lo mucho que el señor Andrew le atraía, y ¿quién en su sano juicio podría resistirse a ese maldito sex symbol? -se preguntó irónica. Elizabeth no podía dormir. No dejaba de pensar en que le diría a Andrew. Tenía dos semanas. Dos semanas en las que no iba a poder dormir pensando en cual sería su decisión. ¡Pedazo de mierda iban a ser éstos días! -pensó furiosa. Su vida era mucho más sencilla antes de conocer al gran idiota de Andrew Johnson. Su vida era mucho más sencilla hasta ésa noche cuando Andrew le había hecho ésa propuesta. Y vaya que ésa era una propuesta tentadora. -Sofíaisabel.

Registrada en Safe Creative. Código: 1404220640685 Prohibida la copia parcial o total de la obra. El Internado Corony School fue fundado en el año 1980 por el dueño y director Carlos Corony. Este colegio es y siempre será para puros varones, sin excepción alguna, así siempre ha sido desde que se fundó. Las chicas no están permitidas, por ninguna razón, sin embargo Raechel desea con todas sus ansias asistir a ese colegio, ya que es de los más prestigiados en todo Londres, su nivel de educación es bastante alto. Ella tiene los recursos necesarios para asistir en esté colegio, lo único que le falta es: ser un chico. Ella de pequeña hasta ahorita ha estado en clases de actuación por lo que no le costaría actuar como hombre; su tía es maquillista de las más grandes estrellas de Hollywood, por lo que ser maquillada como tal no es un problema; tenía un primo de la misma edad que lamentablemente murió, Ryan, por lo que el acta no es problema. Su único problema es cómo comportarse al estar en su dormitorio, lleno de puros hombres. Ella es una chica, tiene sus necesidades como tal, las hormonas alborotadas. Deberá hacer hasta lo imposible para evitar que alguien se llegue a enterar sobre su secreto. ¿Hasta dónde será capaz de llegar? Ser un chico nunca fue tan sencillo.