No estaba acostumbrada a recibir órdenes, mucho menos a estar por debajo de nadie. Fría, calculadora, manipuladora y poco empatica, Isabella creía tener su vida y la de los demás bajo control; hasta que llega él con su actitud libertina, descarada y prepotente a poner su vida aparentemente perfecta, de cabeza. Una apuesta, un chantaje, y sobretodo, un secreto harán que ambos se vean obligados a ser marido y mujer durante un año, un año donde el amor, el odio, las intrigas y el pasado se mezclarán unificándose en un abismo de engaños y crueles verdades. ¿Se podrá amar al ser que se ha odiado con todas fuerzas?

Tras descubrir el engaño en el cual Alejandro había incursionado, el amor y la oportunidad de ser feliz para Isabella se habían esfumado. El rencor, sed de venganza darán vida a Lucrecia Monterrubio. Una extraña mujer que tras la aparente muerte de Isabella, había llegado a España y a la vida de los Harrison y también a la de Anabel Palacios. Una mujer que parecía conocer las debilidades de ambos y que con su sola presencia comenzaría a crear grandes conflictos entre Anabel y Alejandro, una mujer que tenía claro una sola cosa, destruir, cobrar, vengar sin tener en cuanta que su corazón aún latía y sentía bajo su verdadera esencia, cosa que podría en riesgo sus planes y nuevamente sus sentimientos.

Meredith ha logrado llevar al máximo su venganza y obsesión contra Isabella y Anabel. Parece que para ellas, no queda absolutamente nada que salvar. Isabella tras las rejas, su empresa esta a punto de perderla totalmente, Alejandro comienza a dudar de su relación y Anabel convencida de que Isabella es la causante de su infierno busca venganza poniendo en peligro su relación con Sebastián. Pero todo cambia cuando Isabella descubre quién es Anabel en su vida. Todo se transforma para ella y deberá elegir entre callar o relevar quién es ella aunque eso signifique enfrentarse al odio, al rencor, a la obsesión de una mente enferma, aunque tenga hacerle frente a su hermana con el fin de salvar una hija que quizá, nunca llegue a perdonarla. ¿Podrán ambas lograr reconciliar lo que la envidia y la obsesión lograron separar?