Agustín Hessler confía en que las brújulas lo llevarán al destino correcto que debe ocupar en el mundo. Primero parece ser que Inglaterra es el lugar idóneo. Sin embargo, a veces te encuentras en un lugar provechoso del que reniegas incansablemente hasta que te percatas que es un buen sitio después de todo. Pero... ¿Qué tan bueno puede ser encontrarte en un lugar donde murieron más de veinte personas y después tener bloqueado el acceso a tus recuerdos? Eloísa Marzak es su fastidiosa vecina con la que ha compartido tanto y que ahora regresa con lentitud a la memoria de Agustín para recordarle por qué se ha quedado en el lado equivocado del mundo.

Tú eras todo y tanto a la vez. Yo era nada y tú me convertiste en todo. Tú hiciste de mí alguien valioso que podía afrontarlo todo. Me infundiste valor.Me mostraste lo mucho que puedo realizar y lo mucho que los demás me pueden necesitar. Me enseñaste a no temer, a arriesgarme, a no dejar de intentarlo sin importar las veces que me dijeran que no. Lo que soy hoy tiene una parte de ti.

A ti que aún estás indemne. A ti que ya estás rota. A ti que tratas de repararte. Te lo repetiré eternamente: "Te quiero..."

La amistad es una relación afectiva que se establece entre dos o más individuos y nosotras jamás tuvimos eso. Es verdad que caminábamos juntas por los pasillos, que platicábamos y que reíamos, pero todo el mundo puede hacer eso. No éramos especiales. Nunca lo fuimos. Antes de que te vayas, como todas las demás chicas que compartieron su tiempo conmigo, te explicaré lo que realmente fuiste en mi vida.

«Algunas personas están hechas de destellos. Otras, de cenizas y, después él y yo, que fuimos fuego». Algunas personas son alegres, capaces de compartir ese brillo con quienes los rodean. Otros, son melancolía pura. Dañan la vista, les piden que sonrían. Y están aquellos que arden por dentro, que se controlan y que tarde o temprano, explotan. Esta es la historia del desencuentro entre esos tipos de personas. Las palabras escritas han quedado. No pueden borrarlas, aunque ya lo han intentado. Al final, en la oscuridad sólo quedan las luces centellantes de las que brotan destellos. Y de los grandes incendios, sólo quedan las cenizas, pero esta ocasión no. Esta vez ha quedado poesía.

Ashley y Matthew son compañeros de clase que nunca han intercambiado más palabras que un simple saludo, pero todo cambia cuando Matthew le envía un mensaje preguntando por una tarea. Matthew es el compañero que es el atípico chico guapo, solitario, silencioso y triste, que cambia la vida de ambos con un sólo mensaje. Al principio, lo que Ashley más quiere es que Matthew deje de enviarle mensajes, pero con el tiempo, el miedo a que los mensajes dejen de llegar se incrementa. Conversaciones inacabables que los acercaron virtualmente. Palabras escritas que en persona jamás pudieron ser dichas. Sentimientos que surgen y que se ocultan llevan a Ashley a situaciones que no imaginó en un intento por salvar la desmoronada vida del chico que se convirtió en una parte esencial de ella. ¿Podrá Ashley llegar hasta él antes de que sea demasiado tarde o habrá recibido ya El último mensaje?