tahirois
"Quattuor anni tempora quattuor".
El Alba estaba cerca, tan cerca cómo puede estarlo a las tres de la tarde en un día lluvioso. En un lugar en el que los edificios abundaban y la vista no era maravillosa, ver el Alba no era un plan romántico ni de cuentos de hadas, sino un lugar para perderse entre el abismo del amanecer y el pecado obscuro de la noche. Un plan perfecto para sanar y seguirte pudriendo de manera exponencial. El Alba para muchos podía significar el infierno en la ciudad y para otros, un simple lugar para beber y llegar diciendo que estuviste viendo el alba hasta perder la conciencia.
"Cuando caigan y supliquen por sus vidas rogarán a Djevel por piedad, enalteciendo al abrigo rojo sangriento que escurre el pecado de las plumas del alba".