No era la metamorfosis de Frank Kafka donde Gregorio Sansa se convertía en una asquerosa cucaracha o la creativa pero dura época del renacimiento, ubicada específicamente en Europa. Soy yo, Grissel o como sea que quieran llamarme aquellos que saben de mis anécdotas ácidas y frívolas que se retuercen en mis venas eléctricas, se trataba de lo que llegué a sentir, a las diversas veces en las que morí y después de que mi corazón dejase de palpitar por algunos segundos, como de una reanimación se tratase volvía a la vida; renovada, encendida y fuerte como un fénix que moría pero ardía en las lenguas de fuego abrazador de la vivaz con la que se había iniciado otoño.

A Flora Ricci le encantaba manifestar sus musas a través del arte, tal vez por eso su película animada favorita era Hércules y estudiaba literatura. Sin embargo, desde pequeña tenía inmensos muros que la mantenían enajenada, alejada de las personas de su entorno por temores que ella misma creaba sin fundamento. Por eso se ocupaba en distraerse, perderse entre maravillosas obras escritas y esconderse detrás de altos lienzos sin utilizar. Mientras que Vincent Hoover era su vecino, apasionado por la música y el baile, no había género al que no se amoldara. Era enormemente talentoso, irreverente, elocuente y brillante, una promesa para la academia. Aunque, se encontraba perdido en un vacío. Una serendipia los sorprendió, encontrándose orbes cafés y azules cuando la demostración inició. No hubo parte del joven que no se moviera por la repentina emoción que se afianzó a su corazón. Esta es su historia, llena de escenarios atípicos, conversaciones distintas y sin nada superfluo que los aburriera. Después de todo, un hallazgo milagroso había sucedido al unirlos por un delgado lazo rojizo. × La ilustración de la portada extraída de grafolio.com/zipcy

«La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella» ❀ Relato que tiene relación con mi próximo libro "Vida y Muerte: Al filo de la oscuridad"