"Solemos escondernos, refugiarnos de todos quienes puedan dañarnos. Es mejor no brillar porque el dolor del fracaso nos aterra. Afuera hay muchos demonios que quieren alimentarse de nuestras almas, de nuestra debilidad, esa que nos obliga a borrar la sonrisa de nuestros labios y las carcajadas de los oídos de nuestros amados... pero ¿quieres que te cuente algo? Hemos estado equivocados y hay más belleza allá afuera de la que puedas imaginar, ¿quieres saber cómo encontrarla? Entonces déjame enseñarte..." Ese tonto, el retardado que limpia los pisos del centro comercial, el amigo del mendigo, el afeminado que recoge a cuanto animal abandonado encuentra, el rollizo que come como una bestia, aquel del cual te ríes por su forma de hablar, por ser torpe... ese es nuestro protagonista, Alejandro Bascuñán. Desde pequeño se ha sentido diferente y es que no puede pensar como los demás, es un tarado como todo el mundo le dice. Apenas tiene para comer, sin embargo nada le importa, simplemente vive como cree hacerlo mejor. Junto con ello, guarda sagradamente la ilusión de su primer amor, ese que nunca se enteró de sus sentimientos, pero que hace catorce años le prometió regresar para ayudarle. ¿Podrá ser ello verdad? ¿O es todo producto de su imaginación? ¿Un amor creado desde la soledad? De pronto, conocerá personas que le harán ver la vida de una nueva forma, habriendo su mundo a nuevas posibilidades. Entre ellos se encuentra Leandro, el padre de tres niños que dice ser homosexual y le solicita su ayuda para encontrarse. Un hombre frontal, que siempre dice lo que piensa, entre esos pensamientos, que está enamorado de Alejandro. ¿Qué importa más? ¿Un amor platónico de catorce años o una promesa repentina? No, aquí no hay un amor extraordinario, esos de ensueño que todo el mundo anhela, sino que es común, tanto que llega a ser ordinario a los ojos de mucho. Sin embargo, precisamente eso le hace ser espectacular.

Mateo García es el chico perfecto, capitán del equipo de fútbol y de básquetbol, presidente del centro de alumnos, conocido por su popularidad con las chicas y por sus impresionantes calificaciones. Todo lo que uno posee es gracias a sus esfuerzos, pero esto no corre para Mateo, ya que si no tuviera un ángel guardián, que ha estado enamorado de él desde la infancia, no sería nadie. Martín Arístegui sacrifica su vida con tal de lograr convertir la de su amado Mateo en un verdadero paraíso, hasta el punto de enamorar a las muchachas que él gusta. Su vida transcurre mientras se esconde del resto, sintiéndose inferior a todo aquel que lo rodea, sin imaginar lo que puede llegar a despertar en otros. ¿Puede ser alguien popular sin siquiera saberlo? Y de ser así, ¿significa que aquel chico llamado Felipe está interesado en Martín? En este escenario ¿quién es el chico perfecto? ¿Quién demuestra ser algo que no es y que ha conseguido sin saberlo? ¿O el muchacho que en secreto, sin siquiera ser conocido por su amado, lo ha convertido en un rey?

Pablo tiene algunos problemas en su vida. Apenas tiene quince años, pero debe hacerse cargo de responsabilidades que no le corresponden. Para muchos, es solo el hijo de la sirvienta, la nana que trabaja en la casa de los Eguiguren, pero no es solo eso, sino que además es el chico que consuela a su mamá cada vez que termina con el novio de turno, o quien la cubre en las labores del aseo cuando ella se siente mal después de una noche de fiestas. También es el mejor amigo de Olivia, la hija autista de sus patrones y el único en esa casa que la entiende. Y de vez en cuando, debe aguantar las burlas de Rafael, el engreído hijo de los jefes que cree tener al mundo en sus manos. Y aunque es muy maduro para su edad, no le va muy bien en el colegio. Todos estos problemas agobian su cabecita, la que termina de colapsar al recordar que le gustan los chicos en vez de las muchachas. ¿Y cómo le hará para salir adelante con tanto peso sobre sus hombros? ¿Pobre yo? Pobre porque es pobre, pero más pobre por lo que le toca pasar. Y sin embargo, siempre tiene una linda sonrisa que mostrarle al mundo.