Sí, eres tú
Lo odiaba muchísimo. Nos odiábamos. No quería verlo ni en pintura. Él no podía ni nombrarme sin sentir asco. Aún hay una pequeña parte de mí que nunca lo perdonará. Y una gran parte de él que jamás se perdonará. Cuando ya no me acordaba de su existencia, apareció delante de mis narices. Ya no éramos esos críos que se...