Mientras Peter desbordaba energía como un cachorrito hiperactivo, Michelle era impasible y reservada, como un gato que decide si eres lo suficientemente digno como para sentarse a tu lado y luego gruñe si tratas de tocarlo. o Como MJ pasa de enseñar el dedo corazón, a tener el corazón en las manos.

Michelle no era para nada como Liz. Liz era toda perfección y bondad, sonrisas amables y recordatorios importantes. Michelle, en cambio, los intimidaba a todos con la mirada, cruzaba los tobillos sobre la mesa, y le enseñaba el dedo del medio a Flash cada vez que usaba la campana para propósitos humorísticos en vez de contestar correctamente a las preguntas.

Ella hace eso, a veces. Cuando Peter está demasiado agotado por haber patrullado la noche entera, Michelle lo deja acostarse en su regazo y le hace mimos en el pelo con una mano, mientras sostiene un libro con la otra. Desinteresadamente. Como si no fuese la gran cosa. Como si no significase nada en absoluto. Hace que Peter sienta como un vacío en el pecho; unas ganas increíbles de atraerla a su cuerpo y nunca soltarla. Aunque no pueda hacerlo.