PLATÓNICOS, aristemo
Aristóteles ayuda en la panadería familiar desde que tiene memoria, y también está perdidamente enamorado del chico más lindo de su escuela. Son dos cosas que no tienen nada que ver la una con la otra, hasta que Temo entra un día a la tienda y Ari no puede acallar lo que piensa: »Dios, tú también eres tan caliente«