El castillo ambulante de Crowley
Hace mucho tiempo, en un pueblito de tejados pintorescos, había un sombrerero que adoraba tres cosas por encima de cualquier otra: los sombreros, un libro sobre un conejo de porcelana que no sabía amar y un hechicero, dueño de un castillo ambulante, que solía quedarse dormido a la sombra de su manzano...