Nuestra mente puede ser nuestra mejor amiga, como también nuestra peor enemiga ¿Por qué? Por el simple hecho de que sabemos cada una de nuestra debilidades y podemos ser capaces de echarnos en cara cada una de ellas. Es mi manera de ver las cosas. Mi forma de pensar. Tenemos tanto miedo a tantas cosas que nos privamos de hacer las cosas. Y no leerán mi solamente mi manera de pensar, sino una parte de mi. Abran relatos para que te pongas a pensar bien sobre todo, en esos detalles que no veías antes de leer este libro.

La historia es contada por un psicólogo hacerca de un paciente, un chico de 19 años. Se supone que un psicólogo debe guardar el registro d sus pacientes de manera cautelosa y exclusiva, pero este chico se lo pidió antes de suicidarse, su carta le llegó a él de manera anónima y cuando se enteró, no pudo evitar darla a conocer de este modo.

Esta obra está registrada. * * * Durante toda su vida ha sido feo. Contar su historia en un motel barato ha comenzado a ser su óctuple sendero. Sabe bien que debe ponerle punto final a su sufrimiento, y para ello solo necesita papel y lápiz. A la corta edad de dieciséis años, perdió la virginidad con una prostituta, pues siempre fue catalogado como el «feo pervertido» del pueblo por un rumor que esparció su prima María. Desde entonces su vida se vio en aprietos y, según él, todo fue por «feo». Mientras era aspirante a chef en el prestigioso Le Cordon Blue en Madrid, nació la idea de crear un lugar donde solo los «feos» podrían entrar y experimentar las cosas que a los «bellos» les sobra. Fue ahí donde nació «La esquina de los feos», un club nocturno que no tardó en ser el más concurrido y famoso de Madrid, en el año 2001. Lo que inició como una idea fabulosa para hacerles sentir a los «feos» que merecían experimentar las mismas cosas que los «bellos», se fue convirtiendo poco a poco en la pesadilla del protagonista, pues en esta vida hay una cosa muy clara: no hay peor fealdad que la del alma. Esta es la historia de un feo que jamás logró ser bello, y no precisamente por su nariz curvada y dentadura chueca: su fealdad iba más allá del rostro.