Melanie nunca se imaginó que su mayor historia de amor empezaría detrás de una pantalla. A los 23 años, atrapada entre un trabajo que no la llenaba, estudios exigentes y una soledad que la consumía en silencio, encontró en un juego virtual su única forma de respirar. Allí no había horarios ni juicios, solo música, salas llenas de luces, avatares bailando, y dos amigas Camila y Andy, quienes que se convirtieron en su refugio. Entre outfits digitales y conversaciones infinitas en chats de voz, Melanie reconstruía los pedazos de su corazón, luego de una relación anterior que la dejó emocionalmente rota. Palabras crueles, promesas que terminaron siendo manipulación, y un amor que dolía más de lo que sanaba. Ella se alejó... pero el eco de ese dolor aún la acompañaba. Y entonces... apareció él. Un nuevo seguidor. Un nombre misterioso. Un perfil reservado, pero con una energía que atravesaba la pantalla. Kruz no vino a curarla, ni pretendía enamorarla. Pero sin buscarlo, lo hizo. Con su voz, con su forma de hacerla reír, con ese acento que ella empezó a amar en secreto. Lo que siguió fue una conexión imposible de ignorar. Juegos compartidos, llamadas de madrugada, risas que se volvían caricias a la distancia. Una tensión que crecía con cada palabra, y una intimidad que no necesitó piel para sentirse real. Pero las voces ajenas sembraron dudas donde antes solo había deseo. Melanie se alejó, confundida por el miedo... y por una traición que no esperaba. Cambió su nombre. Se escondió tras un avatar distinto. Y aun así, su corazón no supo olvidarlo y él la volvió a encontrar. Porque cuando un vínculo nace desde lo más profundo, ni el tiempo ni la distancia logran romperlo del todo. Una historia de amor real. Escrita con el alma. Un amor que mezcla deseo, culpa, ternura y silencios que lo dicen todo. Para quienes alguna vez amaron sin verse. Para quienes alguna vez se perdieron... y todavía sueñan con reencontrarse. Y el m

Primero la busqué por curiosidad. Después... quise meterme dentro de ella hasta dejar de respirar. Lucian fue criado entre cazadores de sirenas. Le enseñaron que no sentían. Que solo servían para una cosa...calentar, enredar, matar lento. Por eso las deseaban. Por eso las temían. Y por eso él juró que encontraría una... solo para demostrar que todo era un mito. Pero entonces ella apareció. O quizás siempre estuvo ahí. Nadando bajo su piel, observándolo en silencio. Cantándole desde el agua, lamiéndole la mente con su voz. Oceane. Mitad mujer, mitad mar. Y toda tentación. Lucian dice que quiere estudiarla. Que quiere atraparla. Pero lo que quiere es abrirle las piernas, arrancarle el canto a gemidos y probar si una criatura así puede rogar por más. Lo que no sabe... es que ella también lo quiere. Y las sirenas, cuando desean, no piden permiso. Arrastran. Poseen. Rompen. Él pensó que podía dominarla. Ella vino a demostrarle que el verdadero peligro... es no saber detenerse.