Cásate conmigo Lando
AshleyMoa
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Oscar llevaba semanas planeando cómo pedirle matrimonio a su omega. No quería hacerlo en una cena romántica ni en una puesta de sol cliché. Él quería que fuera especial. Extrañamente especial. Como ellos.
Así que cuando, en medio de una sesión particularmente intensa de sexo, Oscar se inclinó sobre Lando, jadeando, le tomó la cara con ambas manos, mirándolo con los ojos brillando de amor (y sudor), y soltó:
-Cásate conmigo.
Hubo un silencio. Un silencio largo. Y entonces, desde la sala, se oyó un escupitajo brutal y un grito ahogado:
-¿¡QUÉ!? -Max, que había venido a visitar, se atragantó con su Red Bull al escuchar la propuesta a través de la pared delgada del departamento
Terminó tosiendo mientras Charles, que también estaba allí por razones aún no claras, le daba palmadas en la espalda.
-¿Oscar le está proponiendo matrimonio... en medio del sexo? -preguntó George con una mezcla de horror y fascinación.
Charles levantó una ceja, bebiendo su café con calma antes de decir:
-Oye, Oscar, ¿estás seguro de que no se te escapó uno de tus animales raros australianos y te picó uno? Porque eso no suena muy... normal
¡Fue romántico a mi manera! -respondió Oscar desde la habitación, sin siquiera abrir la puerta-. ¡Él dijo que sí!
-Claro que dijo que sí, si en ese momento no podía ni respirar -gritó Max, que seguía traumatizado-. ¡Eso fue coacción emocional con gemidos incluidos!
Mientras tanto, Lando, acurrucado bajo las sábanas, con las mejillas rojas como tomate y el anillo en el dedo, murmuró con una risita:
-Fue raro, pero... muy nosotros.