Encantado de conocerte.
Apretó los dientes y, sin dudarlo, se plantó junto a la camioneta y lanzó un puntapié contra una de las llantas, palmeando sus bolsillos en búsqueda de una llave hasta dar con ella, rayando la pintura del cofre y de las puertas, golpeando con sus pies la carrocería para intentar dar algunas abolladuras, tal vez robarl...