-¿Alguna vez has pensado en tu futuro? En esas metas que parecen tan claras para los demás, pero tan lejanas para ti. Yo sí... aunque, a diferencia de muchos, mi horizonte siempre está cubierto por niebla. Todo se siente borroso, como un sueño del que no logro despertar. Duermo demasiado, tal vez porque mi realidad pesa más que mis sueños. En mis noches, Morfeo me toma entre sus brazos y me arrastra a mundos donde todo parece tener sentido... hasta que despierto. Entonces vuelvo a sentir que me hundo lentamente, sin saber nadar, esperando -quizá- que alguien note que me pierdo en mis propias aguas.- Zephyra Moretti siempre ha pensado que su vida pertenece más al mundo de los sueños que al de la vigilia. Allí, entre sombras y lluvia, lo vio por primera vez: un rostro imposible, una voz que parecía conocerla desde antes de nacer. Desde entonces, cada vez que cierra los ojos, regresa a él... aunque no sepa si realmente existe. Algunos dicen que los sueños solo son reflejos de lo que deseamos. Pero Zephyra aprendío que también pueden ser puertas. Y la suya se abre cada vez que cae la lluvia.

A veces, para sanar, es necesario reabrir heridas que parecían cicatrizadas. Este no es un libro con un final feliz, aunque lo desearía. Es un expediente abierto, un registro clínico del alma, escrito por una paciente que, al mismo tiempo, se convierte en su propia médica. Cada poema será una incisión. Cada recuerdo, una muestra tomada con delicadeza, como una biopsia del pasado que intenta explicar por qué dolió tanto. No habrá un orden cronológico, porque así tampoco llegan los recuerdos: irrumpen como arritmias, como taquicardias emocionales que viajan entre el ayer y el ahora. Lo que vas a leer es una autopsia emocional. No de una muerte física, sino de todas esas veces en que algo dentro de mí se extinguió en silencio. Porque fui aquella niña que soñaba con sanar al mundo, mientras intentaba no desangrarse por dentro. Aquí no encontrarás una simple narración, sino poemas que mezclan cicatrices con esperanza, diagnósticos con suspiros, bisturís con metáforas. No escribo para buscar lástima ni admiración, sino para tender un puente: que mis palabras puedan tocar un fragmento de ti, y si es posible, que se conviertan en medicina para tu espíritu. Aunque sigo en tratamiento, sigo soñando. Y este libro, verso a verso, es la prueba de que sigo viva.