Hans vive tranquilamente sus días de confinamiento en la celda 006, la celda maldita, según dicen algunos reos. Todos los compañeros de Hans están muertos ahora. La vida es sencilla, hasta que llega a la celda 006 un niño rubio y errático, completamente atípico para una penitenciaría. Poco sabía el alemán que este personaje portaba en su sangre una enfermedad altamente contagiosa que pone patas arriba la prisión en su primer día. ¿Podrá Hans salir bien parado de esta situación? Después de todo, cuando de la noche a la mañana te conviertes en un niño de nuevo todo puede pasar.

Ulices Berg despierta en un Pequeño dormitorio azul pastel con ositos blancos pintados en las paredes. Muebles demasiado grandes y un suelo afelpado y suave. Se levanta aun inmerso en el estupor de un largo sueño y se da cuenta muy a su persar que no tienen ni la menor idea de su ubicación actual. La ropa que trae es ridículamente infantil y los juguetes a su alrededor le dan muy mala espina ¡podría jurar que ese osito de felpa lo estaba viendo hacía poco!