En el año 1968 en un internado femenil cercano a la ciudad de México, una chica de nombre Aléida comienza a despertar sexualmente después de su primer menstruación. Lo cual atrae a un ente oscuro que comienza a seguir a la joven dentro del mismo recinto, dejándose apreciar solamente en las noches de luna llena. Aquella criatura en un inicio solo observaba a Aléida mientras ella dormía, pero mientras más pasaban los días ella comenzó a sentir su presencia, la cual era masculina y eso alentó a la joven a tener deseos de copular con esa criatura.