¡Max!
Cuando tienes un dueño como el de Max, que babea todas las mañanas por el vecino de junto y sin embargo no mueve ni un dedo por tratar de hablar con él, no te queda otra salida más que meter tus patas en el asunto y darles ese último empujón. O Todos los días al regresar del trabajo, Sergio tiene que ir a buscar a su...
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