,,Quédate," sussura Juan desesperadamente, presionando sus labios contra los de Martín como si de alguna manera pudiera aliviar el dolor que está floreciendo allí, pero no puede detener el dolor y no importa cuánto lo intente no puede hacer que Martín se quede.
Aún si el dolor llega hasta la nariz, casi ahogando pero sin matar, dejando en medio una odisea sin control, la luna jamás se apagará. Lo que hubo entre ellos dos, ese pequeño secreto, tampoco.
Martín tiene solo 17 años y vive con su papá. Su padre es realmente opuesto a un buen padre y Martín ni siquiera recuerda la última vez que su padre dijo algo bueno sobre él. No se le permite tener una novia o incluso salir con un amigo. Después de la escuela tiene que irse a casa justo a tiempo, si llega tarde ... no puedes imaginar lo que sucederá entonces. Aquí tiene que hacer todas las tareas domésticas, luego tiene tiempo libre, si podemos llamarlo así. Martín tiene que aprender el resto del día y si no lo hace, su padre lo golpeará como ya lo hizo muchas veces. Martín se acostumbró al dolor después de todos esos años.
Pero un día su vida cambia. El día en que lo conoció.