AmericABaca
Se llamaba Francisco Carmona Sandoval. En algún tiempo de su vida tuvo que ser un hombre poderoso, ahora solo hay vestigios de lo que pudo ser.
Llegó a nuestra clínica para hacer unas cuantas cosas: perdonarse a si mismo, liberar sus demonios y poder morir en paz.
Lo que yo no sabía es que si liberaba los demonios de ese hombre, no morirían, solo los haría mios.