Entona mi nombre como la más bella de las melodías, su voz, que me repite que todo estará bien, que lo arreglará todo, se siente como caricias sobre mi maltratada piel. Entona mi nombre sin descanso alguno, como si estuviera condenada y por ello me quisiera arrastrar consigo a la locura. Entona mi nombre la mayor parte del tiempo, pero cuando quiero ignorarla, comienza a susurrar el nombre de ella. La venganza es una sirena que me llama sin parar, y yo escucho su sinfonía.

Insistieron tanto, que Chris no tuvo más opción que brindarles el mejor (o el último) Halloween de sus vidas. finalizada. prohibida su copia/adaptación