¿Qué es lo peor que podía pasarle a la pobre Mara después de reencontrarse con el que fue el amor de su infancia ocho años después de la última vez que lo vio? Ah, sí. Que siguiera sintiendo cosas por él... y se negara a asumirlo por ser una testaruda. Suerte que Aiden era todavía más testarudo que ella.

-¡ Ese pase iba retrasado! - dije indignada. - ¿No me digas? Quizás es que eres demasiado lenta - me dijo con arrogancia - Sigue mi consejo, vuelve allí - señaló el entrenamiento de animadoras - mueve tus pompones y deja que los chicos se encarguen del balón. Retiré mi casco y se lo estampé en el pecho. - Escucha... -¿Se puede saber qué os pasa? - gritó el entrenador - ¡Tarner, Stiil, al campo ya! Volví ponerme las protecciones y recogí el balón para demostrarle a este imbécil quién manda aquí.

Sophie vuelve a su hogar, la casa del mar, después de haber estado un año estudiando en Italia. El verano pasado huyó tras la pérdida de uno des sus hermanos. No soportaba estar en el lugar donde habían crecido juntos. Se culpaba por no haberlo escuchado lo suficiente, por no haber evitado su muerte. Todo parece estar como antes del incidente, su familia y amigos actúan normal y las calles del pueblo costero tienen la misma magia de siempre. Pero hay una persona que no es la misma, hay alguien que ha perdido su luz y está perdido. Tan perdido que parece que nunca va a volver a ser el mismo. Hasta que ella vuelve a aparecer. Eiden Green era el mejor amigo de su hermano. Sus familias son amigas y crecieron juntos. En la misma casa de la playa. Rodeados de música y hermanos molestos. Y, aún con todo a su favor, Sophie y Eiden nunca se llevaron bien. Todos lo saben. Pero, ¿Qué pasa cuando la vida los obliga a estar más cerca que nunca? ¿Qué hará Sophie cuando entienda que la única persona que puede resolver sus dudas es la que más odia? Y, sobre todo, ¿Qué pasará cuando se enteren de que, en realidad, de niños no se odiaban tanto?