bella como el diablo
Z, sus gestos, las cosas que la enfadaban como a una cría, las diferentes formas de decirle que no y las otras muchas en que podía excitarla, conocía cuando era sarcasmo y cuando era en serio, incluso sabía lo mucho que le ponía follar después de una pelea. Ella era única, era una joya en bruto, ardiente como la lava...