Hoteles Stories

Todos sabemos qué es lo que pasa cuando uno estira la pata. Hay tres opciones: quedarse en el limbo, bajar a las profundidades del Infierno, o ascender al Paraíso, el eterno descanso de las almas hostigadas por la dureza de la vida... Pero nosotros no encajamos en ningún sitio, por suerte o por desgracia. ¿Somos demasiado horribles siquiera para estar en el Infierno? ¿No merecemos el descanso eterno? Quién sabe qué razones llevaron a nuestra reaparición en la Tierra... como demonios, claro. Nuestra única esperanza por el momento es tratar de redimirnos por los pecados que cometimos trabajando en este hotel encantado de mala muerte. Por lo menos nos tenemos a nosotros. Estamos unidos en esto... En realidad no. No, ni mucho menos. Cada uno ha vivido en una época diferente y cada uno tiene distintas horribles y macabras manías que nadie puede soportar. Pero seguimos estando encerrados aquí como sardinas en lata. Más nos vale, porque hay un grupito bastante irritante de ángeles que se encarga de evitar que escapemos. ¿Pero cuánto van a aguantar esos angelitos rodeados de las groserías, deseos impuros e insultos constantes de criaturas inmundas como nosotros? bueno, en este grupo alocado de demonios cae un ángel a sus brazos a ellos, no les quedara mas opción que llevársela ya que no recuerda nada y llevarla ante a un ángel que conocen seria un suicidio (aunque a cierto personaje le gusta ser suicida XD) la terminan llevando al hotel antes de que alguien quiera matarla por ser una carnada en un mar de tiburones

Emilia Mernes no es solo una empresaria exitosa: es una mente afilada con una estética impecable, dueña de una cadena de hoteles de lujo, una marca de maquillaje y otra de ropa que llevan su firma. Cuando se une como inversora al panel de Shark Tank, lo último que espera es enfrentarse a alguien capaz de sacudir su equilibrio. Rodrigo Herrera Aspra ha hecho del control su zona de confort. Frío, calculador y racional, nunca ha permitido que lo personal interfiera en lo profesional. Hasta que Emilia entra al set con su elegancia silenciosa, su mirada directa y su acento argentino que lo desarma sin querer. Capítulo a capítulo, entre proyectos, entre tomas y entre silencios, se va gestando una tensión que no entiende de contratos ni cláusulas. Porque en el juego de los negocios, lo único que no se puede negociar... es lo que se siente.