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Ban Ao Chanthra respira bajo la ley del Velo. En Playa Luna Roja, la cartelería lo recuerda con firmeza, Celo solo con consentimiento. Cuatro lugares sagrados, Playa Luna Roja, Manglar Sagrado, Sala de Mareas y Estupa de la Marea, sostienen el equilibrio entre enclaves gracias a antiguos aquelarres.
La calma se quiebra cuando un sobre notarial destapa un plan inquietante. La familia Kwong compró terrenos junto a la Pasarela del Estero y pretende levantar un hotel con acceso por el Acceso Norte de los Kornnaphat y por el Muelle del Mangle Viejo, zona regulada por la Sala de Mareas. Entre actas, linderos y rutas, las manadas del norte, Kornnaphat, y del sur, Apasra, refuerzan patrullas y protocolos del Velo. Nadie quiere grietas, pero el mar ya trae otra marea.
En vísperas de plenilunio, un encuentro inesperado en Playa Luna Roja despierta hilos rojos dormidos. Las miradas se cruzan, el Velo vibra, las manadas reaccionan. Los padres alfas no permitirán que sus hijas omegas queden enlazadas con alfas que no desean, moverán contactos, invocarán precedentes del Velo, harán lo que sea para separarlas antes de cualquier juramento. Aquí, el amor pide consentimiento y valor, y cada decisión puede abrir o cerrar el Velo para siempre.
Tres hilos rojos se tensan al mismo tiempo, desafiando a familias enteras y a la política del Velo:
Lingling (alfa Kwong) × Orm (omega Kornnaphat)
Enemigas por apellido, destinadas por la Luna. La única forma de no romperse es llevar su caso al Gran Consejo.
Ozan (alfa Arikan) × Boom (omega Kwong)
Choque de culturas: caza vs. consentimiento. Error, reparación pública... y un cortejo paciente que duele y cura.
Shelly (alfa Kwong) × Pundao (omega Apasra)
Cazadora impetuosa vs. guía del manglar que pone reglas claras. Manual de consentimiento primero, besos después.
Cuando la Manada del Ocaso intenta abrir grietas en el Velo, brujas y lobos sellan juntos la Poza de la Luna. La bahía resiste... por poco.