KeyliValdes
No corre para huir... corre porque si se detiene, él la alcanzará. Y si él la alcanza, todo se vuelve caos.
Entre la oscuridad del bosque y la tormenta que no cesa, ella no puede ver con claridad... pero lo siente. Su presencia. Su deseo. Su obsesión. Lo siente como un segundo latido en su pecho, uno que no le pertenece.
Él no la ama como debería. La ama como se ama al fuego: con el riesgo de arder hasta los huesos.
No hay promesas dulces, solo advertencias que se rozan con los labios y amenazas disfrazadas de caricias. Porque este juego entre ellos no tiene reglas. O las rompieron todas, o nunca las escribieron.
Y cuando se tocan...
Es deseo. Es guerra.
Es amor. Es doble filo.