JavierCordova197
De viejo loco a ser hombre de cordura me miran mis amigos, fríos temblores que recorren mis manos y brazos en la noche de la ciudad de las luces, junto a escudo y lanza, piernas estiradas en la calle. mi barba tapa gran parte de mi cara y mi pelo rebosa gran parte de mi cabeza. Un yelmo de algún sacador de muelas apodado Mambrino, quizás era de él, quizás no, aun no recuerdo cómo fue que lo obtuve, pero ya no me protege de las lluvias, porque goteras en el interior me inundan mi frágil memoria. Turbada por el oro del viejo moro. Las calles ya no son las mismas, ni los molinos, ni las piedras, ni los ejércitos, ni las prostitutas que me miran como doncellas vírgenes. Mi llama se extingue.
Todos dirán, "aquí yace el fuerte de rocín flaco" que de caballero solo me queda abrir las puertas y encender cigarrillos. Lacia es la vida que ni mi amigo del alma ya no tiene panza, ni menos la ínsula, pero si el amor de la señora, que rodea pastizales dentro de la granja con animales. Duerme tierno hombre que vive en la cama pero piensa en la mañana de vivir loco en la afueras de la villa, de cuyo lugar nunca recordare, ni menos morir cuerdo, porque ahora no recuerdo que es vivir.