Eso sí que era no perder de vista al enemigo... La mayoría de las mujeres matarían por estar entre los brazos de Esteban San Román. El enigmático italiano era uno de los hombres más ricos del mundo y uno de los empresarios más importantes del mundo de la tecnología. Pero María Fernández no era como la mayoría de las mujeres. Ella era tan rica como Esteban y tan ambiciosa como él. La única manera de conseguir aquel proyecto era que los dos adversarios se asociaran. Pero no esperaban que la prensa se creyera tan fácilmente aquella farsa. ¿Acabarían creyéndosela ellos también y haciéndola realidad para siempre?