La música es la principal manera para Roderich de drenar sus emociones. Presentación tras presentación, sus interpretaciones se hacen cada vez más pesadas porque en cada ocasión deja fluir un sinfín de sentimientos que no pudo decir en su momento. Si tan solo hubiese reemplazado las notas por palabras en la ocasión que se le presentó, tal vez su martirio no estuviera ocurriendo. Vive en un castigo, por ocultarse tras la música cuando debió gritar en su momento.