En mi instituto me conocían como la reina del hielo, la chica inalcanzable, ni un solo novio, ni un solo beso, ni un solo escándalo, pero todo cambia cuando un chico se fija en mí en la cabina de besos, pues todos los años había una feria para recaudar dinero, y no todos los años podré escapar de "Kisses", este año me tocó junto a las populares, gracias al cielo por qué seguramente no me prestarían atención, claro que no tome en cuenta al chico que gustaba de mí desde primaria.
"-Ya déjalo Aaron, olvida esa noche, supérala- dije restándole importancia
-No Kyla, te demostraré cuan enamorado estoy de ti y de tu endemoniado carácter, te prometo que al final de la semana te habré robado cien besos- no sabia si preocuparme, había determinación en sus palabras y eso me asustaba, pero no pagaría todos los besos en la cabina, y eso de cierta manera me susurraba un leve "no lo logrará". Pero claro que el chico siempre consigue lo que quiere y no sabia como responder a eso.
-Como tú quieras- respondí sencillamente.
-Al final del día serás mi novia- su sonrisa de victoria me encantaba, pero no era suficiente para ganar este reto, por qué eso era, un reto, el se fue dejándome confundida y con 15 minutos de retraso en mi clase, genial"