Y entonces cuando acaba el día y la tienes olvidada, llega la noche, y sabes que la luna no ayuda mucho en olvidarla, cuando sabes que ella fue el único testigo de vuestro amor durante tanto tiempo, que a la vez fue poco, si lo comparas con el juramento que tu hicisteis de durar toda una vida... Vas caminando por la calle, a la misma dirección que ella, y no hablo de la dirección errante de vuestros pasos, y entonces te das cuenta que la lluvia acompaña a la luna en una noche fría de invierno, y te das cuenta que los charcos reflejan la luna, que ella es tu charco, y la luna sigue siendo la misma, pero ya no es testigo de ningún amor, por lo tanto está más apagada que nunca, y lo sabes cuando te das cuenta que las lágrimas que caen sobre esos charcos brillan más, lágrimas cargadas de emociones, de buenos, y de malos momentos, pero esas lágrimas cargan mas los charcos, por lo tanto, el amor crece, y los problemas también al mismo tiempo...
Hay amores que nacen bajo cielos despejados, iluminados por las estrellas más brillantes y otros que se esconden entre las sombras de los lunares que decoran ese mismo firmamento. Esta es la historia de un amor adolescente, de esos que estallan como una supernova en el pecho, pero se apagan con la misma rapidez.
Él y ella se encontraron cuando el verano apenas despuntaba, cuando las tardes eran eternas y las noches prometían más de lo que el tiempo alcanzaba a dar. Sus corazones, aún no acostumbrados a la fragilidad del querer, se entrelazaron sin aviso, creyendo que el amor era un juego de miradas furtivas y risas compartidas bajo la luna. Pero en ese universo de promesas y sueños, algo faltaba. No eran las estrellas ni los paisajes despejados , sino la madurez para comprender que amar es más que desear, más que idealizar. Él, con su corazón expuesto y su mirada fija en un futuro compartido, y ella, perdida en un mundo de inseguridades y miedos que no sabía cómo enfrentar.
Aquella chispa que nació con la fuerza de lo inevitable se desvaneció por la incapacidad de uno para sostener lo que no comprendía del todo. A veces, el amor llega demasiado pronto. Y a veces, nos damos cuenta de que lo que parecía eterno era solo un destello fugaz entre las estrellas.
Esta es su historia. Una historia de lo que pudo ser, pero no fue. Un relato sobre cómo, a veces, el amor más hermoso también es el que se queda incompleto.