Y entonces cuando acaba el día y la tienes olvidada, llega la noche, y sabes que la luna no ayuda mucho en olvidarla, cuando sabes que ella fue el único testigo de vuestro amor durante tanto tiempo, que a la vez fue poco, si lo comparas con el juramento que tu hicisteis de durar toda una vida... Vas caminando por la calle, a la misma dirección que ella, y no hablo de la dirección errante de vuestros pasos, y entonces te das cuenta que la lluvia acompaña a la luna en una noche fría de invierno, y te das cuenta que los charcos reflejan la luna, que ella es tu charco, y la luna sigue siendo la misma, pero ya no es testigo de ningún amor, por lo tanto está más apagada que nunca, y lo sabes cuando te das cuenta que las lágrimas que caen sobre esos charcos brillan más, lágrimas cargadas de emociones, de buenos, y de malos momentos, pero esas lágrimas cargan mas los charcos, por lo tanto, el amor crece, y los problemas también al mismo tiempo...