La inocencia y las ganas de ser querida son cartas que juegan en contra en la mayoría de los casos. A cualquier oportunidad o muestra de cariño, estamos dispuestos a entregarlo todo. Sin pensarlo, sin límites y dispuestos a más. Eso le paso a Alice. Ella se enamoró y dio todo por ello. Él decía quererla. Decía espetarla. Y según ella, la protegía como nadie. Pero como decía su abuela "La felicidad es efímera, solo existe de a raticos, y siempre, siempre acaba". Esa frase jamás había quedado tan clara en su mente como en ese momento. El sentimiento de engaño jamás será bonito y a pesar de haber estado dispuesta a todo, ella no está dispuesta a dejarse engañar de nuevo, y solo hay algo que puede hacer: Vengarse. Es así como los hermanos Green aprenden que la vida no es un juego. Aaron Green ahora deberá enfrentar los resultados que provoca herir a una mujer. Y Simón Green aprenderá que meterse con las mujeres de su hermano jamás traerá consecuencias buenas.