La tienda de los Styles era la más conocida del pueblo por tener los más ricos dulces de todos los tiempos. Harry trabajaba allí, le gustaba ver a la gente que se iba con una gran sonrisa y su ropa manchada de chocolate. Pero más le interesaba ese chico con ojos más azules que el cielo. Le fascinaba verlo comer cada dulce que le llamaba la atención y emocionarse cuando le llevaban su chocolate caliente. Louis sin dudas era su cliente favorito.