Hazeline. O Hazel.
Sí, pues ese es mi nombre. Sí, pues no es el mejor. Sí, pues es absurdo. Sí, pues sigo escribiendo esto...
Bien, Hazel. Así me llaman... aunque Kim me llama Hazy, pero es otra historia.
Dejame contarte un poco de mí:
Yo, Hazel nací en Chicago...
-No, no. Es absurdo... bien, va de nuevo
Yo, Hazel vengo de Chicago. Una ciudad algo poco común, pues estoy yo...
-No, no. Tampoco así. Joder, Hazel... ¿qué pasa contigo?
-¿Otra vez hablando sola, Hazeline?
-Vete a la mierda, Erickson. Necesito terminar esto y con tu presencia no puedo hacerlo.
-¿Vamos a llamarnos por nombres completos? De acuerdo. ¿Qué es eso?
-Erickson, deja ahí. Es mío. ¡Le diré a mamá!
-Bien, bien. Ya lo dejo... espera, ¿escribirás tu vida? ¿Hazeline Dinosso escribirá... su vida? Jaja, ahora entiendo porqué no tienes novio.
-¡MAMÁ! ERICKSON SE HA METIDO EN MI CUARTO Y ME ESTA MOLESTANDO.
-NO ES CIERTO.
-Ya bajen los dos a cenar. Les pedí comida china y tailandesa.
†††
Erickson Dinosso, mi "querido" hermano mayor. Al igual que yo, no llegó al hospital. 19 años. Castaño de estatura alta, ojiazul, pecho fuerte, sonrisa perfecta. Idiota, en toda la extensión de la palabra.
Después vengo yo, la del medio. 17 años. Castaña, ojos verdes, ni hablar de la estatura, sonrisa casi perfecta (sino fuera por los caninos). "Rara" dirían mis hermanos.
Y los mellizos, Leonara y Christoper. 15 años. Rubia y pelirrojo, ojos azules y verdes, se llevan un par de centímetros, sonrisas perfectas. Bromistas, en toda la extensión de la palabra.
Ah, y mis padres. Jackeline y Christen. 43 y 45 años. Castaña y rubio. Ojos verdes. sonrisa perfecta y casi perfecta (caninos, también). Alegre y trabajador, en toda extensión de la palabra.
Y no olvidemos a mi mejor amiga, Kimberly Jonhson. Pero esa ya es otra historia.
~Hazeline Dinosso~Hazy ∆
"Siempre habrán ángeles en el infierno y tentaciones en el paraíso."
Polos opuestos, llamados por el destino.
Zehra una mujer con cara angelical, aura de diosa, cuerpo de infarto que irradia elegancia y clase por donde quiera que vaya.
La vida de Zehra no era para nada diferente a las demás, no hasta que lo conoció a él. A un hombre sombrío, sin escrúpulos, arrogante, y narcisista. Su vida dio un giro de 360 grados, cuando después de una larga y temerosa noche se despertó en un lugar completamente desconocido para ella.
Entonces la acción inició. Su vida ya no era aburrida, porque el peligro, los problemas, y los deseos explícitos yacían parte de ella. Aquel hombre la sedujo, el se hizo adicto a ella, la hizo su sumisa, su mujer, y la reina de su gran imperio.