No es necesario tumbar los muros que nunca se construyeron, Solo es necesario dejar de actuar como si extistierán.
Usted, honorable lector, no sera un observador entre los vivos, sino que sufrirá, al igual que los participantes de este inigualable certamen, la intriga, la angustia, la incertidumbre, y en especial el morbo del Anfitrión, que lo mirara directo a los ojos cada vez que quiera hablarle.
Usted no llegó aquí por casualidad, sino nadie pagaría en publicidad, y a nosotros nadie nos la regalo.