Extraño notar la sensación de sudor recorrer mi espalda por cumpla del sol abrasador.
Añoro la falta de aire que se producía por correr demasiado.
Echo de menos el viento despeinar mi pelo y tirar del peine, produciendo dolor, para alisarlo.
Recuerdo ,los abrazos que odiaba por el contacto físico, la asquerosa sensación de tocar algo mojado con un calcetín, oler la colonia de mi abuela que tanto detestaba, sentir dolor al tropezarme por la calle..., y echo en falta.
Había inmensidad de cosas que aborrecía, que mucha gente abominaba.
Porque nadie se daba cuenta de que esas simples demostraciones te manifestaban que estabas vivo, que podías sentir.
Pero ahora que ya no existo, que simplemente soy un fantasma más, me doy cuenta de lo valiosas que eran esas muestras.
Me hacían sentir humano, y ahora ya no puedo decir que lo sea.