Catalina sabía que después de terminar el colegio, la etapa adolescente donde la vida era fácil, se iba a terminar. Ella no podía ser como el resto, tener una aspiración a una carrera o mínimamente a un trabajo que sustentara sus gastos más básicos, sus papás por más intento de hacer lo posible, necesitaban que progresara. Sin embargo, el camino fácil siempre era el más tentador y por consecuencia el más peligroso.
Lyan, probablemente sí tenía todo lo que quería y la vida aunque no fuera fácil dentro de la villa, no podía quejarse. Hijo del narco más renombrado en la zona norte de Buenos aires, no quería cambiar nada, sólo seguir el legado, incluso cuando Catalina pide a su nombre lo que tan fácil le era conseguir, droga. Al conocerse, simplemente le pareció una más, pero ante la frecuencia de sus encuentros, Lyan se da cuenta que la mejor socia para su negocio personal, podía ser la rubia de la que empezaba enamorarse.
Un negocio ilegal juntos, peligro asegurado y amor de por medio, podía ser el mejor cambio al mal.
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Lara lleva muchos años sin tener un corazón roto. Hay un límite para lo que una persona puede sufrir por amor y ella lo había superado varias veces. Por ello, nunca se involucraba con hombres. No seriamente, al menos.
Jacob necesita desesperadamente salir de un matrimonio sin amor en el que lleva atrapado varios años. Solo quiere divorciarse en paz. Y si es posible, volver a ver a aquella chica de ojos cafés.
Lara es abogada de divorcios y Jacob necesita divorciarse.
Sus caminos se entrelazan sin intención de separarse otra vez.
Ahora, trabajando juntos para conseguir un divorcio justo, la chispa surge y amenaza con destrozar la poca estabilidad emocional que tanto le ha costado construir a Lara.
#1 en chick-lit - 5/11/2020