-¿Puedo tocarlas? -Preguntó Kagome al pequeño InuYasha, con sus ojos brillando y apuntando en dirección a su cabeza. ¿A quién no le gustan las orejitas de InuYasha? Y más aún estando pequeño. Advertencia: Esta historia no es mía, desconozco quién es la autora o autor. Pero si encuentra esto y me pide que lo borre, con mucho gusto lo haré.All Rights Reserved