Todo comenzó cuando ella cruzo su mirada conmigo, dejo escapar una sonrisa delicada que me puso a pensar en él amor y los pétalos de su flor. No pude dejar de observar su rostro. Cuando por fin me anime a intentar conversar con ella, me di cuenta que había desaparecido. Me puse a pensar... Después de unas horas me di cuenta que ella nunca existió, sólo era mi imaginación pensando en su rechazo, las lágrimas salieron de mis ojos y en mi corazón apareció una nueva grieta creada por su desprecio.