-A mi no me importaría haberte conocido antes o en 50 años, de cualquier manera te amaría tanto como ahora- comenta Otabek aun sonriéndole, Yuuri lo imita, una sonrisa floja se posa en sus labios, sus pies se balancean sin tocar el suelo y piensa que la capacidad que tiene para querer al kazajo aumenta con las horas.