Lady Robertson había estado enamorada de el desde la primera vez que lo vio, vestido con su maravilloso traje negro haciendo gala de un porte impresionante. Ese era su tercer año en sociedad y las pocas veces que tenía la oportunidad de saludarlo la hacia sentirse en el cielo. Lord Jared Hockley cuarto Duque de Wingfield, había pasado la mayor parte de su vida viviendo como a él más le apetecía, sin dar explicaciones a nadie. Tras las insistencias de su madre acerca de sentar cabeza, fue obligado asistir a una de la tantas fiestas de jóvenes casaderas, donde es presentado con Lady Clara Robertson, una enclenque jovencita de 19 años nada agraciada que lo miraba hipnotizada. Tras una fatídica burla a su persona Clara se refugia en su casa a las afueras de Bath para tratar de olvidar la vergüenza por la que había pasado. Inesperadamente se cruza en su camino una famosa ex-cortesana que le ayudará a superar su pena y le enseñará las tácticas necesarias para que cualquier hombre caiga a sus pies. Teniendo en mente a que hombre irán dirigidas esas tácticas, Clara vuelve a Londres causando revuelo entre la sociedad.